Comer en familia nos mantiene más sanos
Un reciente análisis de la
Universidad de Rutgers (EE UU) en el que se han revisado 68 estudios
científicos indica que comer en familia se asocia con un mayor consumo de frutas, verduras,
fibras, alimentos ricos en calcio y vitaminas. Además, los niños que comen con sus familiares
tienden a mostrar índices de masa corporal más bajos, es decir, menos tendencia
al sobrepeso y a la obesidad que
aquellos chavales que comen solos.
A esto hay que añadir los datos obtenidos en un estudio previo de la Universidad de Minessota (EE UU) que revelaba que los adolescentes que comparten la hora del desayuno, el almuerzo y la cena con sus padres y familiares comen de manera más sana cuando crecen. Concretamente consumen más verduras y más fruta, además de beber menos refrescos. Asimismo, comer en familia durante la adolescencia implica que al llegar a adultos ingerimos más cantidad de calcio, magnesio, potasio y fibra en nuestra dieta diaria.
A esto hay que añadir los datos obtenidos en un estudio previo de la Universidad de Minessota (EE UU) que revelaba que los adolescentes que comparten la hora del desayuno, el almuerzo y la cena con sus padres y familiares comen de manera más sana cuando crecen. Concretamente consumen más verduras y más fruta, además de beber menos refrescos. Asimismo, comer en familia durante la adolescencia implica que al llegar a adultos ingerimos más cantidad de calcio, magnesio, potasio y fibra en nuestra dieta diaria.
Revista Muy Interesante.
Los adolescentes con padres autoritarios
corren más riesgo de caer en las drogas
Un estudio científico del Observatorio Europeo de las drogas y las Toxicomanías en seis países del
continente (Suecia, Reino Unido, España, Portugal, Eslovenia y la República
Checa) ha analizado la influencia de la educación familiar sobre el riesgo de consumo de alcohol, tabaco y cannabis de sus hijos.
La
principal conclusión es que tanto los adolescentes cuyos progenitores
mantienen con ellos una educación totalmente permisiva e irresponsable como
aquellos otros que son hijos de padres excesivamente autoritarios son más
propensos a tomar drogas que los que viven con padres que fomentan la
buena relación con los hijos.
También
se aprecia en la investigación que el consumo de alcohol, tabaco
y cannabis tiene más prevalencia entre los jóvenes españoles que en
los de la mayoría de los países europeos. El trabajo ha sido llevado a cabo por
un equipo internacional liderado por el Instituto Europeo de Estudios en
Prevención (Irefrea) de Mallorca, junto con las Universidades españolas de
Oviedo, Santiago de Compostela y Valencia, así como diversas facultades
europeas.
El objetivo era dilucidar qué
tipo de relación paterno-filial protege más del abuso de drogas,
a partir de dos variables: el control y el afecto de los progenitores. Según
Amador Calafat, principal autor del estudio, que se publica en la revista Drug
and Alcohol Dependence, “los resultados apoyan la idea de que los extremos no funcionan: ni autoritarismo ni ausencia de
control y afecto. Lo ideal es que se dé una buena relación con los hijos.
Puede ir acompañada de control directo (lo que se llama estilo ‘autorizativo’ o democrático) o no (lo que se suele decir indulgente o
negligente)”. El modelo autorizativo engloba a las familias que “ponen normas
claras, razonan con los hijos de forma afectuosa y flexible, pero al mismo
tiempo les exigen su cumplimiento”. El modelo autoritario coincide con el
autorizativo en que son exigentes o controladores, pero difiere en que los
padres y las madres son menos afectivos.
Por otro lado, los padres y
madres del modelo negligente o indulgente se caracterizan por su bajo nivel de represión;
sin embargo, los primeros son “poco afectuosos” y los segundos “muy
afectivos”. Los resultados de todos los países estudiados coinciden en que
los modelos indulgente y autorizativo son los que mejor funcionan, tanto de
cara al consumo de sustancias como en los trastornos personales.
“Para la autoestima y el rendimiento
escolar, es mejor cuando los padres son indulgentes”, dice Calafat. Asimismo, contrastan con otros estudios previos
obtenidos llevados a cabo en otros entornos culturales, donde la imposición de
los padres es “recomendable” (mayoría anglosajona de los EE. UU.) o
“imprescindible” (países asiáticos).
Revista Muy Interesante.
Niños robados...
"Mi madre es una desconocida para mi"
Niños robados...
"Mi madre es una desconocida para mi"
El salón de la casa de
Benedicta García está cubierto de fotos de su hija. Apenas queda hueco en las
paredes para un calendario en el que un gran círculo señala una fecha, 28 de
noviembre: “Tres años desde que encontré a Pili”, dice justo al lado. En las estanterías,
colocados como si fueran trofeos, hay una decena de vídeos que su hija robada,
Pilar Monclús, le ha ido enviando desde Barcelona para enseñarle a su madre los
46 años que se ha perdido: su primera comunión, su boda, el nacimiento de sus
dos nietas, las fiestas de cumpleaños, los disfraces de Carnaval...
Varios miles de
personas en España se
acuestan cada noche soñando con reencontrarse, como Benedicta y Pilar. Han llenado fiscalías y juzgados de denuncias por robo de bebés (más de 3.000) y foros de Internet de fechas, nombres de hospitales, fotos y descripciones de marcas de nacimiento con la esperanza de encontrar al niño robado o a la madre engañada. Pero los pocos que lo han conseguido saben que tras la prueba de ADN que confirma el parentesco se abre un difícil proceso, una agotadora y frustrante carrera para lograr lo imposible: recuperar el tiempo perdido.
acuestan cada noche soñando con reencontrarse, como Benedicta y Pilar. Han llenado fiscalías y juzgados de denuncias por robo de bebés (más de 3.000) y foros de Internet de fechas, nombres de hospitales, fotos y descripciones de marcas de nacimiento con la esperanza de encontrar al niño robado o a la madre engañada. Pero los pocos que lo han conseguido saben que tras la prueba de ADN que confirma el parentesco se abre un difícil proceso, una agotadora y frustrante carrera para lograr lo imposible: recuperar el tiempo perdido.
Benedicta García y Pilar Monclús
Vivieron de manera distinta su primer
encuentro. “Me tomé dos pastillas para los nervios y una tila y bajé al portal. Cuando la vi llegar me di cuenta de que era mi hija. El corazón me latía... fue impresionante”, recuerda Benedicta, de 75 años. “Ella nos esperaba en el portal y en cuanto la vi pensé: ‘Esa es mi madre”, coincide Pilar. “Nos dimos un beso, subimos a su casa, charlamos... Fue algo frío”, añade. “A los dos días volví yo sola y lo pasé mal. Ella quería ejercer de madre, pero para mí era una desconocida. Me sentí muy mal, me agobié. Me dio un ataque de ansiedad. Con el tiempo se me ha ido pasando, pero es muy duro. Yo no puedo cambiar su vida ni ella la mía. No sé cómo es, la voy conociendo poco a poco. Para mí mis padres son los que me criaron. Es muy difícil establecer una relación madre-hija, con 50 años. Ahora intento no comerme la cabeza. La quiero mucho y me tiene aquí para lo que necesite. La llamo casi todos los días y le mando fotos y vídeos para intentar ponernos al día, pero es imposible”.
encuentro. “Me tomé dos pastillas para los nervios y una tila y bajé al portal. Cuando la vi llegar me di cuenta de que era mi hija. El corazón me latía... fue impresionante”, recuerda Benedicta, de 75 años. “Ella nos esperaba en el portal y en cuanto la vi pensé: ‘Esa es mi madre”, coincide Pilar. “Nos dimos un beso, subimos a su casa, charlamos... Fue algo frío”, añade. “A los dos días volví yo sola y lo pasé mal. Ella quería ejercer de madre, pero para mí era una desconocida. Me sentí muy mal, me agobié. Me dio un ataque de ansiedad. Con el tiempo se me ha ido pasando, pero es muy duro. Yo no puedo cambiar su vida ni ella la mía. No sé cómo es, la voy conociendo poco a poco. Para mí mis padres son los que me criaron. Es muy difícil establecer una relación madre-hija, con 50 años. Ahora intento no comerme la cabeza. La quiero mucho y me tiene aquí para lo que necesite. La llamo casi todos los días y le mando fotos y vídeos para intentar ponernos al día, pero es imposible”.
Junto
a los vídeos, Benedicta muestra con
orgullo los álbumes que ha ido llenando, carta tras carta, con las fotos que le envían las personas que más quiere en el mundo, pese a ser las que menos tiempo llevan en su vida. “Esta es del día que nos conocimos, cuando Pilar vino a verme a Logroño con su familia. Antes la llevaba en la cartera, pero hubo robos en mi barrio y la saqué”. A Benedicta no le preocupaba que le quitasen el dinero. Le angustiaba la idea de que el ladrón se llevase esa estampa que recoge el momento más feliz de su vida.
orgullo los álbumes que ha ido llenando, carta tras carta, con las fotos que le envían las personas que más quiere en el mundo, pese a ser las que menos tiempo llevan en su vida. “Esta es del día que nos conocimos, cuando Pilar vino a verme a Logroño con su familia. Antes la llevaba en la cartera, pero hubo robos en mi barrio y la saqué”. A Benedicta no le preocupaba que le quitasen el dinero. Le angustiaba la idea de que el ladrón se llevase esa estampa que recoge el momento más feliz de su vida.
Tenía 26 años cuando llegó a un pequeño
pueblo de la costa brava a trabajar de interna en una casa. Allí se enamoró de un ferroviario y se quedó embarazada. “Me dijo que no quería saber nada. No le volví a ver”. Ella lo desconocía, pero su novio estaba casado y tenía hijos. Su familia no la ayudó y Benedicta, a punto de convertirse en madre soltera en la España de los sesenta, decidió irse a Bilbao. “Fui allí como podía haber ido a otro sitio. Solo quería ir a una ciudad grande donde nadie me conociera”. En la casa cuna de Bilbao las monjas le dijeron que podía dejar allí a su hija mientras estaba trabajando e ir a verla cuando quisiera. “Pero empezaron a darme largas, a decirme un día que estaba dormida, otro que estaba enferma... y yo me volvía a casa llorando sin verla. El día que le llevaba una medallita y unos pendientes, sor Bernardina me dijo que no volviera más, que mi hija estaba con una familia y que me olvidara de ella. Nunca pensé que las monjas pudieran hacer esas cosas”. Benedicta contrató a un abogado para que presentara una denuncia y buscara a un detective que localizara a su pequeña. “Pero las monjas pagaron al abogado y el abogado al detective, que me dijo que mi hija estaba estupendamente con otra familia y que no la buscara más”.
pueblo de la costa brava a trabajar de interna en una casa. Allí se enamoró de un ferroviario y se quedó embarazada. “Me dijo que no quería saber nada. No le volví a ver”. Ella lo desconocía, pero su novio estaba casado y tenía hijos. Su familia no la ayudó y Benedicta, a punto de convertirse en madre soltera en la España de los sesenta, decidió irse a Bilbao. “Fui allí como podía haber ido a otro sitio. Solo quería ir a una ciudad grande donde nadie me conociera”. En la casa cuna de Bilbao las monjas le dijeron que podía dejar allí a su hija mientras estaba trabajando e ir a verla cuando quisiera. “Pero empezaron a darme largas, a decirme un día que estaba dormida, otro que estaba enferma... y yo me volvía a casa llorando sin verla. El día que le llevaba una medallita y unos pendientes, sor Bernardina me dijo que no volviera más, que mi hija estaba con una familia y que me olvidara de ella. Nunca pensé que las monjas pudieran hacer esas cosas”. Benedicta contrató a un abogado para que presentara una denuncia y buscara a un detective que localizara a su pequeña. “Pero las monjas pagaron al abogado y el abogado al detective, que me dijo que mi hija estaba estupendamente con otra familia y que no la buscara más”.
Años más tarde, Benedicta se casó, pero no tuvo más hijos.
Sobrevivió al accidente de tráfico en el que perdió a su marido, Carlos, en 1980,
y siguió buscando a Pilar. No se quitó aquella medallita que le habían impedido
ponerle a su bebé hasta que la tuvo delante, 46 años después, y pudo al fin
entregársela. “Yo no quería morirme sin encontrarla”, explica Benedicta.
Contrató a otro abogado y a otro detective. Les llevó toda la documentación y
esperó. “Hasta que me llamó y me dijo: ‘Bene, pásate por aquí, que tengo buenas
noticias”.
Llegó a casa con el teléfono de su hija
anotado en un papel, pero después de haber estado buscándola toda su vida, no se atrevía a llamar. “Me puse nerviosísima. Pensé que igual ella no querría saber nada de mí”. Finalmente, se armó de valor y llamó a una casa a 480 kilómetros y 46 años de distancia. “Estaba temblando”.
anotado en un papel, pero después de haber estado buscándola toda su vida, no se atrevía a llamar. “Me puse nerviosísima. Pensé que igual ella no querría saber nada de mí”. Finalmente, se armó de valor y llamó a una casa a 480 kilómetros y 46 años de distancia. “Estaba temblando”.
Lo cogió su nieta. Pilar había salido, pero
cuando volvió a casa recibió un mensaje que la dejó de piedra: “Ha llamado una señora de Logroño que dice que es tu madre biológica”. Pilar devolvió la llamada y puso el teléfono en altavoz para que su marido y sus hijas, de 20 y 13 años, escucharan la conversación. Duró una hora. “Las dos estábamos muy nerviosas, sobre todo yo. Me preguntó por qué la había abandonado y le expliqué lo que había pasado”, recuerda Benedicta.
cuando volvió a casa recibió un mensaje que la dejó de piedra: “Ha llamado una señora de Logroño que dice que es tu madre biológica”. Pilar devolvió la llamada y puso el teléfono en altavoz para que su marido y sus hijas, de 20 y 13 años, escucharan la conversación. Duró una hora. “Las dos estábamos muy nerviosas, sobre todo yo. Me preguntó por qué la había abandonado y le expliqué lo que había pasado”, recuerda Benedicta.
“Hubiese preferido ser una niña abandonada”,
explica Pilar. “Saber que has sido robada, que habían destrozado la vida de una mujer, de una madre, te descuadra totalmente y sientes mucha rabia”. Ella supo que era adoptada con 13 años. “Me enteré por terceras personas, se lo pregunté a mis padres y lo corroboraron. Siempre pensé que mi madre me había abandonado hasta que hace unos años vi un programa de niños robados. Miré mi documentación, vi irregularidades y puse una denuncia en el juzgado de Barcelona que se archivó por falta de pruebas”. Pilar, como la mayoría de niños robados, tuvo una infancia feliz. “Tuve mucha suerte con mis padres adoptivos. Sé que pagaron una cantidad de dinero, pero supongo que a ellos también les engañaron. Murieron hace años. No sé cómo habrían reaccionado hoy”.
explica Pilar. “Saber que has sido robada, que habían destrozado la vida de una mujer, de una madre, te descuadra totalmente y sientes mucha rabia”. Ella supo que era adoptada con 13 años. “Me enteré por terceras personas, se lo pregunté a mis padres y lo corroboraron. Siempre pensé que mi madre me había abandonado hasta que hace unos años vi un programa de niños robados. Miré mi documentación, vi irregularidades y puse una denuncia en el juzgado de Barcelona que se archivó por falta de pruebas”. Pilar, como la mayoría de niños robados, tuvo una infancia feliz. “Tuve mucha suerte con mis padres adoptivos. Sé que pagaron una cantidad de dinero, pero supongo que a ellos también les engañaron. Murieron hace años. No sé cómo habrían reaccionado hoy”.
Benedicta y Pilar siguen conociéndose. Y sorprendiéndose.
“Es impresionante. Pese a haber estado tanto tiempo separadas nos parecemos
muchísimo, ¡hasta en la manera de andar!”, dice Pilar. También Benedicta lo
repite desde su salón mientras ve los vídeos una y otra vez: “Nos parecemos
mucho. Cuando los miro lloro y me río. Es mi hija y la quiero tener conmigo,
pero ella tiene su vida y yo la mía. Nos vemos cuando podemos y así vamos
haciendo la amistad, cogiendo confianza, pero cuesta mucho, porque el tiempo
perdido es muy difícil recuperarlo”. Pese a las dificultades, encontrar a su
hija la ha cambiado. “Todo el mundo me lo dice. Antes era retraída, apenas
hablaba, estaba siempre triste. Ahora soy otra, tengo alegría...”.
Periódico "El país".
Las familias españolas que
hayan 'devuelto' a un niño adoptado no podrán optar a una nueva adopción
Las familias españolas que
hayan 'devuelto' a un niño adoptado no podrán optar a una nueva adopción
Las familias españolas que hayan
'devuelto' a un niño adoptado no podrán optar a un nueva adopción, según ha
anunciado este miércoles la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad,
Ana Mato, durante la clausura del I Congreso del Interés Superior del Menor, en
la que ha seguido desgranando los planes del Ejecutivo para reforzar la
protección jurídica del menor, y coincidiendo con la celebración del Día
Mundial la Infancia.
Concretamente, Mato ha señalado que en materia de adopción se
evitará por ley que los padres que tengan un hijo tutelado por las
administraciones sean declarados idóneos para adoptar. Además, se agilizará el
procedimiento, estableciendo por primera vez la guarda con fines de adopción,
para evitar que el menor tenga que permanecer mientras duran los trámites en un
centro de protección.
Según datos del ministerio, en España hay 14.000 niños
viviendo en residencias mientras esperan una familia, mientras que el
acogimiento familiar y los procesos de adopción, tanto nacional como internacional,
son lentos. De hecho, a finales de 2012 eran más de 10.000 las familias con
expedientes abiertos esperando un niño.
Ante esta situación, "la necesidad de una reforma urgente
y profunda del marco jurídico de protección de la infancia en este ámbito es
evidente", según ha asegurado Mato en el acto, organizado por la
Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF) y la Asociación de
Acogedores de Menores de la Comunidad de Madrid (ADAMCAM).
Mato ha recalcado que esa reforma se llevará a cabo a través
de dos anteproyectos de Ley en colaboración con el Ministerio de Justicia, las
Comunidades Autónomas y las ONG dedicadas a la Infancia. Así, se modificarán
diversos artículos de la Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor, Código
Civil, Ley de Adopción Internacional y Ley de Enjuiciamiento Civil.
De este modo, ha señalado que se plantea "una regulación
estatal más completa de las situaciones de riesgo y desamparo",
especificando la intervención adecuada en todas las situaciones en que puedan
encontrarse los menores.
GUARDA VOLUNTARIA DE
DOS AÑOS
Asimismo, la llamada "guarda voluntaria" se limitará
a dos años. Se trata de la figura mediante la cual los padres biológicos ceden
voluntariamente la guarda de sus hijos, que pasan a ser acogidos, ante
situaciones graves que lo justifiquen. Transcurrido ese plazo, el menor deberá
regresar con sus padres o será dictada una nueva medida de protección
permanente.
Se pretende evitar así que se hagan crónicas situaciones de
guardas voluntarias en las que los padres ceden el cuidado de sus hijos a las
administraciones públicas "sine die". Por ello, se considerará que
existe desamparo cuando, transcurrido el plazo de guardia voluntaria, sus
responsables legales, encontrándose en condiciones de hacerse cargo del menor,
no quieran asumirlo. Sin embargo, nunca se considerará que existe desamparo por
la situación económica de los padres o tutores.
La ministra también ha destacado que la reforma legislativa se
planteará flexibilizar el acogimiento familiar, dándole prioridad frente al
residencial, y agilizar los procesos de adopción. En concreto, como ya había
avanzado, no se acordará el acogimiento en residencias de ningún menor de tres
años, salvo supuestos de imposibilidad debidamente acreditada.
Para ello, se facilitará la gestión administrativa del
acogimiento familiar, sin que sea necesaria la intervención judicial. Por otra
parte, se regulará por vez primera el estatuto del acogedor familiar, es decir
el conjunto de derechos y deberes de los acogedores familiares.
Europa Press - Diario Social
Europa Press - Diario Social
jajajaja yo también lo tengo por hacer esta sección!! parece que no pero es lo que más me esta costando. Eso y los libros jejeje
ResponderEliminarmucho animo preciosas!!!!!!!
seguid asi, un comienzo precioso ♥♥♥
BUENAS!! oye que soy ALBA que se me olvidó ponerlo
EliminarGracias guapa!! ya por fin adjuntamos artículos!! :p . Un beso. Bea
EliminarQue buen artículo el de "Comer en familia nos mantiene más sanos". Habrá que ponerlo a prueba.
ResponderEliminarY por cierto muy bonito el blog, me encanta.
Besos.
muy interesantes los articulos! Marta
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